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domingo, 2 de diciembre de 2012

Vida normal

No me creía estar bien, ¡pero así era! 
Hoy día llevo 2 meses fuera del centro y me siento genial. Creo que jamás podré agradecer del todo lo que han hecho por mí tanto terapeutas como la gente de mi alrededor.
El apoyo incondicional de mi novio y mis amigas ha sido imprescindible, al igual que el de mi hermana y mi madre. Sin ellos no habría sido posible.
Me hace feliz saber que he crecido como persona, y la cantidad de cosas que he aprendido y que no quiero perder.

También he sido capaz de darme cuenta de quién realmente está a mi lado y quien no, aunque sea doloroso pensarlo.

Pero en fin, centrándome en mi momento actual, estoy orgullosísima de mi vida, de mi historia y de lo que tengo. Por fin estoy estudiando lo que quiero sin enfermedad por delante, puedo hacer todo el ejercicio que quiera, comprarme la ropa cuando quiera y mirar como me queda...
Puedo preocuparme de lo que quiera, y hacerlo de forma sana.
Aún me cuesta creer que no me preocupe ya por ciertas cosas, y a la vez me cuesta creer que me preocupara de forma tan excesiva por ello... Aveces creo que no me ha pasado a mí. Es extraño.

Lo más importante para mí es encontrar día a día alguna motivación para seguir adelante. Obviamente me pasan cosas como a todo el mundo, y sigo necesitando ayuda en ciertos momentos, pero sé como seguir adelante, dónde buscar apoyo cuando lo necesito.
Tengo miedos cada día, pero me gusta combatirlos, tener objetivos, sentirme fuerte.




La anorexia ha sido lo peor y lo mejor que me ha podido pasar.


martes, 30 de octubre de 2012

Mis mayores recompensas

Parecía que todo iba a buen puerto. En un año y algunos meses, quedó atrás una etapa dura, y me dijeron que por fin, estaba en ETAPA 2 de tratamiento.
Eso supuso una gran alegría para mi, ya que mi sufrimiento y mis grandes esfuerzos habían servido de algo. Estar en Etapa 2 me hizo darme cuenta de muchísimas cosas valiosas. Etapa 2 significaba haber dejado atrás el síntoma alimentario, no preocuparte por lo que ingería ni por mi cuerpo. Y a partir de ahí empezó otra dura etapa, para no perder el ritmo!

Una vez me deshice de mis miedos acerca de mi cuerpo, me di cuenta de la cantidad de miedos que tenía a mil cosas, a las que no me atrevía a enfrentarme.
Poco a poco, y con otro xip en mi interior, fui haciendo frente a mis miedos, pasito a pasito y despacio, pero con buena letra!

Con mucha ayuda, logré vencer mis GRANDES miedos, y empecé a reconocerme a mi misma todo lo que había hecho por mí, lo que había ganado y lo satisfecha que estaba con ello.
Llevaba ya dos años en tratamiento, y empecé a notar que necesitaba estar más fuera del hospital de día. Quería muchísimo a la gente (y lo sigo haciendo), agradecía lo muchísimo que habían hecho por mi (y lo sigo haciendo) tanto terapeutas como mis compañer@s, pero eso no dejaba de lado mis sentimientos en ese momento: necesitaba más espacio para mi, me sentía sana y tenía ganas de salir de allí, empezar a hacer mi vida del todo, decidir por mí, caerme y levantarme sola... Por fin, tenía ganas!








Entonces, un día (exactamente el 20 de septiembre de 2012) , triste por esto ya que no me sentía bien allí, me tocaba pasar la tarde y comer en el centro de día. A la hora de comer yo tardé un poquito más que mis compañer@s en ir a las mesas, y cuando me presento en el comedor.... SORPRESA! Estoy en.... ETAPA 3!! por fin, soy libre!


PD: Como vereis, por respeto, he tachado el nombre del centro donde estaba y también las firmas de mis terapetuas.

sábado, 20 de octubre de 2012

¿Una cárcel o un hogar?

Desde el día que ingresé en Hospital de día mi vida cambió. Me tuve que partir mi curso escolar, algo impensable para mí, y a demás dejando atrás a mis compañeros. Nosé que hubiera hecho sin unos amigos que me aconsejaran en cada momento, aunque entonces no quisiera escuchar.
La gente pedía explicaciones de porqué faltaba tanto a clase, así que tuve que inventar excusas. En ese momento está claro que era incapaz de explicar lo que me pasaba.

A parte de anorexia, me diagnosticaron depresión, ya que había llegado a límites graves de ataque hacia mi misma. Decidieron medicarme (a lo que no accedí fácilmente...).

Mis primeros días en el hospital de día fueron un infierno. Y los primeros meses... Al estar allí me hacían comer cantidades que para mí eran exageradas (que ahora sé que no), me prohibían mil cosas, nos pesaban día a día, teníamos una hoja de pautas que seguir, todas ellas odiosas (no podía leer revistas, tenía que anotar todo lo que comía y lo que no...). En fin, me "quitaron" de las manos algo a lo que yo me había aferrado durante mucho tiempo...
Pero a la vez que allí dentro sufría, empecé a notar como a la larga, todo lo que hacía tenía un resultado que me acababa gustando más. Pero repito, A LA LARGA...
De hecho, el hospital de día se convirtió en mi segunda casa, donde muchas veces prefería estar. Y las demás chicas eran como mi familia. Compartíamos cosas que JAMÁS nadie más sabrá ni ha sabido. Eso unión nos dio la fuerza para continuar.

El tratamiento fue largo y duro,  acompañado de muuuuuuuuucho llanto... pero el resultado de hoy, no me lo quita nadie! :)

sábado, 21 de julio de 2012

Un pequeño gran paso



Finalmente mi profesora me pilló en medio de un ataque de ansiedad en medio de clase. Ella comprendía mi sufrimiento. Hablamos largo y tendido para llegar a la decisión de contarle todo el asunto a mi mamá, y confesarle, y confesarme a mí misma: "necesito ayuda". Una decisión difícil para mí y dolorosa en ese momento, pero LO MEJOR QUE HE PODIDO HACER JAMÁS.

No imagináis lo mal que lo pasé antes, durante y después de expresarle a mi madre lo que me ocurría. Pero su reacción me sorprendió para bien.
Con la ayudade de mamá y mi profesora, me llevaron a un hospital de día, al que tenía que asistir cada día, de 14:00h a 20:00h. Había más chicas diferentes, pero a la vez identicas a mí. Jamas he encontrado mejores personas.
Allí, comíamos todas juntas, con terapeutas a nuestro lado. Hacíamos ingestas y había una serie de normas.
Evidentemente es muy complicado al principio, lloras mucho y no te gusta nada. Pero todo lo que hacíamos iva ligado a muchos espacios para poder expresarte de mil formas y cuando quisieras. Gracias a eso salimos a delante

Mss Bello.

sábado, 14 de julio de 2012

Encerrada

Mi mente enferma no me permitía mirar más allá de mi cuerpo y de mi. Me odiaba absolutamente TODA, por dentro y por fuera. No entendía mi existencia.
Por ello, era incapaz ya de solucionar nada: me deprimía, y cualquier problema que se me presentase, por pequeño que fuera, me hundía por completo. Pensaba que era desgraciada.
Y mucha gente pensará: "oh, tonterías de adolescentes" o "que superficial". Pues bien, una mente así está enferma, no logra salir de pensamientos que literalmente, la están matando. Prometo que no lo soportaba, me creía loca y ya no quería hablar con nadie. No soportaba vivir así pero me aterraba el hecho de pedir ayuda...

Miedo. Constantemente miedo.
Aguanté MUCHO tiempo mintiendo, haciendo ver a la gente que estaba estupendamente (cuando era evidente que no), pensando que la gente me decía "ya estás demasiado delgada. No estás bien" y me mentía.
Vivia en mi propia realidad, en la que debía ser perfecta para que la sociedad me quisiera. Una realidad en que solo existían metas a las que nunca llegaba por que cada día eran metas mayores.




Pensé que eso era la felicidad, pero es evidente que me equivocaba...

Mss Bello.

jueves, 12 de julio de 2012

El clímax

Así transcurrió mi 1º de Bachillerato, harta de todos y de todo. Me cuesta reconocerlo pero sí: amargada.
Pasé un verano en París (ciudad que me enamora) odioso. No pude  disfrutar gracias a mi madre y nuestra falta de comunicación (que por entonces yo no entendía). Yo solo quería hacerla feliz, pero nunca era suficiente. Y ese verano me saturó.
Mi otra parte... se miraba al espejo. Se veía immensamente gorda, y por lo contrario, mi peso en la báscula cada día era menor. No era capaz de entenderlo, pero aún así solo me fiaba de mis ojos.
Odiaba las fotos. Odiaba los espejos. Odiaba la comida. Y lo peor... empecé a odiar estar con gente, incluso mis amigos que solo querían ayudarme.
Estaba tan obsesionada, que pasaba mi día en el gimnasio, con un papel en la mano y contando calorias que apenas ya consumía.
Más adelante, mi mente no permitió salir a la calle. Me decía: "donde vas por la calle, gorda. Todo el mundo te mirará y pensará que eres ridícula". Imposible, lo sé a día de hoy, pero para entonces, yo ya estaba demasiado enferma...

Mss. Bello.

miércoles, 11 de julio de 2012

Empezando

¡Buenos dias! :)

 Hoy quiero empezar a escribir el trozito de mi historia al que destino este blog. Realmente (aunque quizás des de fuera no lo parezca) se me hace un poquito dificil, o más bien, extraño.

Pues bien...
Todo comenzó cuando tenía 17 años (ahora cumpliré 20). Empecé 1º de Bachillerato, con muchas ganas, y la verdad es que no me salía mal. Nada mal. Incluso demasiado bien. Tan bien, que mis notas suponían un logro para mí, un esfuerzo muy grande, que se fuue conviertiendo en demasiada ansiedad, exigencia, perfeccionismo... Sufría. Evidentemente no quería ese sufrimiento, pero no sabía como quitármelo de encima, y pensaba que al ser un curso más duro, todo el mundo lo pasaba igual. Así que seguí adelante, como si no tuviera ningún problema (que tenía unos cuantos a los que no quería prestar atención), siguiendo con unas notas a las que me dolía física y mentalmente llegar.
A lo largo de todo este curso, mis amigos/as, tutores, familiares, etc. me decían constantemente "Mss. Bello, cada día estás más delgada". No podeis imaginar la rabia que me llegaba a causar que me dijeran algo así...